Esta es una publicación de nuevo. Publico este poema cada año para el 11 de septiembre, para recordar a los vecinos y amigos que hemos perdido aquí en la ciudad de Nueva York.

Nunca olvides el momento en que sonó el teléfono,
Respondiste con mucho que perder,
Nunca olvides la confusión, ¿quién?
Los gritos para encender las noticias.

Nunca olvides la mirada fija en ello,
Esa imagen no tiene sentido,
Nunca olvides la duda en estado de shock,
Cómo tu cuerpo de repente se tensó.

Nunca olvides buscar el cielo,
Por los pisos que alguna vez estuvieron de pie,
Nunca olvides la necesidad de huir, correr,
Saltar, caer, aterrizar.

Nunca olvides la espera, la espera,
La espera profunda que no se puede superar.
¿Quién estaba adentro? ¿Y quién regresó?
La espera desgarradora y terrible.

Nunca olvides que tu teléfono volteado es inútil,
Y caminas por los puentes peatonales,
Nunca olvides el humo en el aire,
Las manchas resbaladizas, y las cenizas, y el hollín.

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