Ayer fue el Festival del Medio Otoño, y me alegró recibir a mi tío y tía que regresaron del extranjero, así como a mi primo y prima que no había visto en mucho tiempo, para que vinieran a casa de visita y comiéramos juntos. Pero al mismo tiempo, también sé que en esta tradición de las reuniones familiares, no solo compartimos comida, sino también nuestras opiniones y charlas.

Afortunadamente, tenía que preparar el almuerzo, así que no tenía que unirme a las charlas antes de la comida. Desde pequeño, supe que cuando los mayores comienzan a hablar de cosas triviales, esa atmósfera cálida puede volverse tensa.

Cuando terminé de cocinar y me senté a la mesa con mis familiares, me di cuenta de que, debido a que mi tío y tía habían estado en el extranjero, los temas de conversación en la mesa habían evolucionado, pasando de las trivialidades familiares a los asuntos del país.

Incluso si los temas evolucionan, no cambian la naturaleza de esos temas,

me di cuenta de que mi prima y yo nos sentíamos incómodas en la mesa, así que ambas hablamos poco, no queriendo romper la armonía de la reunión.

Sé que mis estándares son demasiado altos; en el pasado, solía mostrar mi impaciencia, pero ahora creo que en esta rara reunión, cómo interpretar la tolerancia familiar en forma de amor también es mi tarea. Los siguientes métodos son los que considero dignos de referencia y prueba.

Escucha activa: Escuchar activamente es clave para mejorar la comunicación familiar. Al prestar atención a lo que dicen los mayores, podemos entender mejor sus puntos de vista y, al mismo tiempo, mostrar nuestro respeto y preocupación. Este tipo de escucha ayuda a establecer conexiones familiares más profundas.

Guiar la conversación: Cuando la conversación comienza a desviarse de un camino positivo, podemos guiarla hábilmente. Al plantear nuevas preguntas o compartir nuestras experiencias positivas, podemos llevar la conversación hacia una dirección más beneficiosa.

Además, cuando la conversación comienza a volverse negativa, podemos emplear algunas técnicas para cambiar de tema. Esto puede incluir hacer nuevas preguntas, compartir historias interesantes o usar el humor para aliviar la atmósfera. Por ejemplo, pregunté a mi tío y tía sobre su vida y experiencias en el extranjero, y también compartí anécdotas divertidas sobre mis interacciones con amigos.

Recuerdo que cada vez que celebrábamos el Año Nuevo, durante las reuniones familiares, siempre enfrentaba preguntas de los mayores sobre mi vida personal y "presiones para casarme", lo que hacía que temiera las reuniones familiares durante el Año Nuevo. Lamentablemente, en ese momento no entendía este método y siempre me quedaba en un incómodo silencio. Además, como mis padres estaban presentes, me sentía muy culpable. Ahora entiendo que también me sentía así porque desde pequeño creía que mis padres no defenderían mis intereses, lo que me llevó a tener una baja autoestima, sintiendo que cualquier situación adversa era mi culpa. Ahora comprendo que no hay un bien o un mal en esto; todos simplemente hablan sin tener soluciones, y al desviar el tema de la presión para casarme, este se termina rápidamente, sin necesidad de desgastarme por ello.

Esto nos lleva al siguiente método: también podemos expresar nuestros sentimientos y establecer límites:

Mientras respetamos a los mayores, también necesitamos expresar nuestros sentimientos. Si ciertos temas nos hacen sentir incómodos, podemos expresar esto de manera cortés y establecer límites apropiados. Como se mencionó anteriormente, las personas que realmente se preocupan por nosotros ofrecerán ayuda activamente, aunque no necesariamente lo digan abiertamente.

Establecer hábitos de comunicación positiva:

Finalmente, a través de una comunicación positiva continua, podemos cultivar una nueva cultura de diálogo familiar. Esto incluye el uso de un lenguaje en primera persona, proporcionar retroalimentación positiva y mostrar empatía en la conversación.

Las reuniones familiares son momentos valiosos para fortalecer los lazos y la comprensión. Con el desarrollo económico, todos estamos muy ocupados, y las oportunidades de que una gran familia se reúna son cada vez más escasas, por lo que debemos valorar aún más este tiempo juntos. Al mismo tiempo, cuando podemos comunicarnos con los mayores utilizando estas técnicas, también es posible que poco a poco les hagamos conscientes de los límites que deben tener en la comunicación, lo que seguramente mejorará la armonía en la mesa. A través de una comunicación positiva, podemos transformar estos momentos en una fuente de energía positiva, inyectando nueva vitalidad en las relaciones entre los miembros de la familia.

Las reuniones familiares, esta reunión tradicional y cálida, son una parte indispensable de nuestra cultura. No solo se trata de compartir comida, sino también de intercambiar emociones y fortalecer los lazos familiares. En la reunión de ayer durante el Festival del Medio Otoño, comprendí profundamente la importancia y necesidad de inyectar energía positiva en las conversaciones familiares. Incluso puedo imaginar que si no hubiera estado buscando constantemente el crecimiento interno en los últimos años, podría haber encontrado diversas excusas para ausentarme de tales reuniones.

En esta reunión, mi crecimiento fue que, al enfrentar los temas de los mayores, escuché activamente, lo que me permitió reflexionar mejor sobre sus motivaciones y también me permitió expresarles mi respeto. Al guiar hábilmente la conversación, logré llevarla hacia una dirección más positiva, permitiendo que todos compartieran sus historias en un ambiente relajado y agradable.

También me di cuenta de que expresar mis sentimientos y establecer límites apropiados es clave para mantener la dignidad personal y la armonía familiar. Esto no solo me hizo sentir cómoda, sino que también hizo que los mayores se dieran cuenta de los límites en la comunicación, promoviendo así una comprensión y respeto más profundos.

Al establecer hábitos de comunicación positiva, no solo podemos mejorar la armonía en la mesa, sino que también podemos inyectar nueva vitalidad en las relaciones entre los miembros de la familia. En la ajetreada vida moderna, las oportunidades de reuniones familiares se vuelven cada vez más valiosas, por lo que debemos apreciar estos momentos y convertirlos en fuentes de energía positiva.

Finalmente, reconozco que las reuniones familiares no son solo una comida; son una cultura, una herencia, una expresión de amor. A través de una comunicación positiva, podemos hacer que esta tradición sea aún más significativa y fortalecer los lazos familiares. En nuestra próxima reunión familiar, continuemos enriqueciendo nuestro diálogo con amor y comprensión, creando juntos un ambiente familiar más armonioso y lleno de energía positiva.

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