A cierta edad, a las personas les gusta recordar el pasado. El tío Da ha envejecido, siempre le gusta rememorar los viejos tiempos, los momentos que vivió con la mujer que ama...

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Recuerda aquel año, cuando el verano se desvanecía y el otoño llegaba, el fresco otoño aún mezclado con el calor residual del verano. Él y su esposa llegaron a Guangzhou, el lugar de encuentro de los jóvenes: a la orilla del río Perla.

El suelo, recién mojado por la lluvia, y los bancos de piedra a la orilla aún estaban húmedos. Hoy es el tercer aniversario de su boda, han regresado a este lugar de su primer amor para revivir aquel dulce sueño del pasado.

Se abrazan apoyados en la barandilla, como dos árboles que se acurrucan el uno al otro. La brisa del río sopla suavemente, y las aguas del río fluyen tranquilamente ante ellos, disfrutando en calma de la dulzura del amor... Los altos edificios de ambas orillas reflejan su majestuosa y misteriosa luz en el agua, mientras un lujoso barco de crucero por el río Perla se acerca lentamente desde el este, capturando su atención. Después de un momento de risas y charlas, la superficie del río vuelve a la calma.

Las personas realmente saben disfrutar. Después de un día de trabajo agotador, sentarse en un cómodo barco de crucero nocturno, admirar el encantador paisaje nocturno de ambas orillas, charlar con amigos sobre el trabajo y la vida, o, como esta pareja, venir aquí en silencio a disfrutar de su amor.

La lluvia, sin que se den cuenta, ha empapado sus hombros. Esta noche, esta lluvia, acompaña a esta pareja que se ama profundamente. Cuánto desearían que su amor pudiera ser tan eterno e inmutable como las turbulentas aguas del río que tienen delante...

La maceta en la terraza, donde florecían espléndidamente las gardenias en verano, ya ha perdido muchas flores. Nuevamente, el verano se va y llega el otoño. El tiempo pasa rápidamente, y sin darse cuenta, han llegado a la vejez. Sin embargo, esos hermosos y dulces recuerdos permanecerán para siempre en el corazón del tío Da.