Detección de antígenos: buscando la "huella dactilar" del patógeno
El núcleo de la detección de antígenos es determinar si un patógeno está presente en el cuerpo humano. Aquí, "antígeno" se refiere a una parte de la estructura proteica en la superficie de virus o bacterias, que es el "objetivo" que el sistema inmunológico reconoce y ataca. Al detectar estos antígenos, se puede saber si el cuerpo humano está infectado con un determinado patógeno.
Tomando como ejemplo el virus COVID-19, la detección de antígenos generalmente busca su "proteína de espiga" (Spike protein) o "proteína de nucleocápside" (Nucleocapsid protein). Si se detectan estas proteínas en la muestra de hisopo nasofaríngeo de una persona, significa que el virus se está replicando en el cuerpo, lo que indica una infección activa.
La detección de antígenos tiene las siguientes características:
Rápido: los resultados pueden obtenerse en 15 a 30 minutos, lo que es adecuado para pruebas masivas iniciales;
Fácil de operar: se pueden usar tarjetas de prueba, y algunos productos se pueden usar en casa;
Sensibilidad relativamente baja: puede haber "falsos negativos" en las primeras etapas de la infección o cuando la carga viral es baja;
Alta especificidad: una vez que es positivo, se puede confirmar que hay antígeno viral presente.
La detección de antígenos no puede proporcionar información completa sobre el curso de la enfermedad. Por ejemplo, no puede determinar si el infectado acaba de contraer la infección, está en fase de recuperación o ha estado infectado anteriormente. Por lo tanto, es más una herramienta de "instantánea rápida" para saber si hay virus en ese momento, y se utiliza comúnmente en controles de entrada y salida, cribados escolares, encuestas comunitarias, etc.
Detección de anticuerpos: buscando las "huellas de batalla" del sistema inmunológico
La detección de anticuerpos pertenece a otro enfoque: no busca directamente el virus, sino que investiga si el cuerpo humano ha respondido a un determinado virus. Es decir, lo que se evalúa no es "si hay virus", sino "si hay una respuesta al virus".
Los anticuerpos son proteínas producidas por las células B del sistema inmunológico después de reconocer un patógeno, que se utilizan para neutralizar el virus y establecer memoria inmunológica. Las pruebas de anticuerpos comunes incluyen dos tipos:
Anticuerpos IgM: aparecen en las primeras etapas de la infección, lo que indica que el cuerpo ha estado en contacto reciente con el virus;
Anticuerpos IgG: se producen en las etapas posteriores de la infección o después de la vacunación, representando memoria inmunológica a largo plazo.
Por ejemplo, en la pandemia de COVID-19, si una persona tiene anticuerpos IgG positivos e IgM negativos, generalmente indica que ha estado infectada o vacunada en el pasado, y ahora está recuperada o en estado inmunológico. Si ambos son positivos, puede indicar que la infección aún está activa, y se debe evaluar en conjunto con los síntomas clínicos.
Las ventajas y limitaciones de la detección de anticuerpos incluyen:
Una herramienta efectiva para determinar la historia de infecciones pasadas o vacunaciones;
No se puede utilizar para diagnosticar una infección actual, ya que la producción de anticuerpos tiene un cierto retraso;
Puede haber reacciones cruzadas, por ejemplo, los anticuerpos entre diferentes coronavirus pueden interferir entre sí;
No se puede determinar si la inmunidad es suficiente para proteger, es decir, anticuerpos positivos ≠ inmunidad completa.
En investigaciones epidemiológicas a gran escala, la detección de anticuerpos se utiliza comúnmente para evaluar el nivel de inmunidad en la población, como cuántas personas en una región ya han estado infectadas, la efectividad de la vacunación, etc.

Escenarios de aplicación y uso combinado de ambas pruebas
La detección de antígenos y la detección de anticuerpos a menudo desempeñan diferentes roles en la práctica médica; la primera se centra en descubrir si se lleva el virus actualmente, mientras que la segunda se utiliza para revisar si ha habido contacto o respuesta inmunológica. En diferentes etapas y poblaciones, los médicos elegirán diferentes estrategias según el propósito de la prueba.
A continuación, se presentan algunos escenarios típicos:
Pacientes con fiebre y tos en la primera consulta: se prioriza la detección de antígenos para determinar si hay una infección activa;
Personas que han viajado a áreas epidémicas regresando a casa: la detección de antígenos se utiliza para determinar rápidamente si "llevan el virus", y la detección de anticuerpos se utiliza para entender el historial de infecciones o el estado inmunológico;
Evaluación de la efectividad de la vacunación: se centra en los anticuerpos IgG para determinar si se ha generado inmunidad protectora;
Donación de plasma por parte de recuperados: se debe confirmar la presencia de anticuerpos neutralizantes en su cuerpo;
Investigación epidemiológica: la detección de anticuerpos se utiliza ampliamente para comprender la proporción de infecciones ocultas y el alcance de la inmunidad.
Además, en ciertas situaciones complejas, los médicos pueden recomendar el uso combinado de ambas pruebas para obtener información más completa. Por ejemplo, una persona asintomática con un resultado negativo en la detección de antígenos, pero con anticuerpos IgM positivos, sugiere que puede estar en una fase tardía de la infección o que la carga viral es muy baja. En este caso, se puede recomendar realizar una prueba de ácido nucleico adicional para confirmar el estado.
¿Cómo interpretar correctamente los resultados de las pruebas?
Antígeno positivo, anticuerpo positivo, ¿qué significan realmente estos "positivos"? El público puede malinterpretar los resultados de las pruebas. A continuación se presenta un resumen de los significados de algunos resultados comunes:

Es importante enfatizar que ningún resultado de prueba debe ser evaluado de forma independiente, sin considerar los síntomas y el contexto epidemiológico. Por ejemplo, un anticuerpo positivo no significa "inmunidad eterna", y un antígeno negativo no representa "salud absoluta".
Por lo tanto, después de que se publiquen los resultados de las pruebas, se recomienda comunicarse con un médico de inmediato y analizar en conjunto los síntomas personales, el historial de contactos y el historial de vacunación para evitar interpretaciones excesivas o decisiones erróneas.
Casos reales: la historia detrás de los resultados de las pruebas
Caso 1: Antígeno positivo, malinterpretado como diagnóstico confirmado
El Sr. Zhang es un empleado de una empresa extranjera, y durante una prueba de detección de antígenos de rutina, se encontró positivo, por lo que se aisló de inmediato. Sin embargo, la prueba PCR resultó negativa, y los anticuerpos IgM e IgG también fueron negativos. Finalmente, se confirmó que era un resultado falso positivo, posiblemente debido a contaminación del reactivo o error en la operación.
Este caso advierte al público que, aunque la detección de antígenos es conveniente, su precisión puede verse afectada por múltiples factores, y los resultados deben ser confirmados mediante pruebas de ácido nucleico.
Caso 2: Anticuerpo positivo, malinterpretado como incapacidad para infectarse
La Sra. Li se había vacunado contra el COVID-19 y, al realizarse la prueba, encontró que tenía anticuerpos IgG positivos, por lo que pensó que "ya estaba inmunizada" y descuidó la protección en sus interacciones sociales. Dos meses después, se infectó con el virus, pero debido a la vacunación, sus síntomas fueron leves y no necesitó hospitalización.
Esto indica que un anticuerpo positivo representa un cierto grado de protección, pero no puede prevenir completamente la infección, especialmente frente a variantes del virus.
Caso 3: Riesgos tras resultados negativos en ambas pruebas
En una prueba para viajar al extranjero, un pasajero tuvo resultados negativos tanto en la detección de antígenos como en la de anticuerpos, y pudo abordar el vuelo sin problemas. Sin embargo, cinco días después, presentó síntomas de fiebre y fue diagnosticado con COVID-19. Un análisis retrospectivo reveló que su tiempo de infección fue muy temprano, y la carga viral era demasiado baja para ser detectada en ese momento.
Este evento resalta que cualquier método de prueba puede tener problemas de "período de ventana", y se debe hacer un juicio dinámico considerando el momento y los síntomas, evitando depender ciegamente de una sola prueba.
Cambio en la percepción de las pruebas en la era post-pandemia
A medida que la pandemia de COVID-19 entra en una fase de coexistencia crónica, los métodos de prueba ya no se utilizarán solo para el control y la detección, sino que también se convertirán en parte de la gestión de la salud diaria. La comprensión pública de los antígenos y anticuerpos también necesita pasar de "miedo a los resultados" a "comprensión científica".
Primero, es importante aclarar que cada método de prueba tiene sus límites de aplicación y no se debe "generalizar a partir de un caso". La detección de antígenos no equivale a un diagnóstico confirmado, y la detección de anticuerpos no equivale a inmunidad.
En segundo lugar, se debe promover el juicio combinado en lugar de depender de un solo indicador, y realizar análisis cruzados de múltiples pruebas cuando sea posible, lo que ayudará a evaluar con precisión el estado individual.
Además, el valor de las pruebas no radica en "asustar", sino en descubrir riesgos, optimizar decisiones y proteger de manera razonable. La detección oportuna y la interpretación precisa pueden ayudar a las personas a hacer arreglos sociales, elegir tratamientos y establecer estrategias de salud adecuadas.
Por último, la prueba no es el objetivo final, sino una herramienta. En el contexto del uso combinado de vacunas, tratamientos y medidas de protección diaria, el papel de las pruebas se centrará más en la gestión detallada, en lugar de simplemente "positivo = riesgo".