El renovado jardín de rosas de la Casa Blanca acogió una reunión inusual, donde Trump y más de veinte gigantes tecnológicos brindaron y discutieron sobre inversiones de miles de millones de dólares y la dirección del desarrollo de la hegemonía tecnológica de Estados Unidos. El presidente estadounidense Trump ofreció una cena en el jardín de rosas de la Casa Blanca (que se trasladó al salón de banquetes debido a las malas condiciones climáticas) a más de veinte líderes tecnológicos estadounidenses. El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, el CEO de Apple, Tim Cook, el fundador de Microsoft, Bill Gates, y el fundador de OpenAI, Sam Altman, se reunieron. Mientras tanto, el CEO de Tesla, Elon Musk, quien recientemente ha tenido altibajos en su relación con Trump, expresó que fue "invitado pero lamentablemente no pudo asistir". Esta cena no fue solo una simple reunión social, sino un compromiso de inversión sobre el futuro desarrollo de la tecnología en Estados Unidos.
El evento fue un gran éxito: los gigantes tecnológicos se reunieron en la Casa Blanca. Trump recibió a más de veinte reconocidos líderes tecnológicos estadounidenses, siendo esta la primera actividad celebrada en el renovado jardín de rosas de la Casa Blanca. Los asistentes incluyeron a figuras destacadas de la industria tecnológica: el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, el CEO de Apple, Tim Cook, el fundador de Microsoft, Bill Gates, y el fundador de OpenAI, Sam Altman. Otros participantes incluyeron al cofundador de Google, Sergey Brin, y al CEO Sundar Pichai, la CEO de Oracle, Safra Catz, el CEO de Blue Origin, David Limp, el presidente y CEO de Micron Technology, Sanjay Mehrotra, y el presidente de OpenAI, Brockman.
Compromisos de inversión: los gigantes se turnaron para expresar sus planes. Trump pidió a los CEOs que compartieran sus planes de inversión. Zuckerberg, sentado a la derecha de Trump, fue el primero en comprometerse a invertir 600 mil millones de dólares, y el CEO de Apple, Tim Cook, también anunció que invertiría la misma cantidad. El CEO de Google, Sundar Pichai, expresó su disposición a invertir 250 mil millones de dólares, mientras que el CEO de Microsoft, Satya Nadella, se comprometió a invertir más de 80 mil millones de dólares al año. Altman de OpenAI fue más conciso: "Invertiremos mucho en Estados Unidos". Trump se mostró satisfecho con estos compromisos de inversión, elogiando repetidamente "muy bien" y "fantástico". También mencionó que Apple se ha comprometido a invertir 600 mil millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cuatro años, señalando específicamente que Cook "hizo un buen trabajo".

Política arancelaria: zanahoria y palo. Trump enfatizó nuevamente en la cena que se impondrán aranceles a las empresas de chips que no establezcan fábricas en Estados Unidos. Afirmó que el gobierno estadounidense cobrará aranceles a los productos importados de empresas de semiconductores que no trasladen su producción a Estados Unidos. Trump subrayó que si las empresas invierten o tienen planes de construir fábricas en Estados Unidos, podrán estar exentas de aranceles. Dijo que la magnitud de los aranceles será "considerable, pero no excesiva". Esta política es claramente un medio para incentivar a las empresas tecnológicas a trasladar sus líneas de producción de vuelta a Estados Unidos, utilizando tanto la zanahoria como el palo.
Problemas de energía: un obstáculo clave para el desarrollo de la IA. Trump, en su discurso de apertura de la cena, señaló un gran obstáculo que enfrentan las empresas tecnológicas: obtener suficiente energía para los grandes centros de datos necesarios para el desarrollo de la inteligencia artificial. Trump indicó que el gobierno está trabajando para eliminar los obstáculos relacionados y acelerar el proceso de conexión de los centros de datos a la red eléctrica, aunque muchos problemas aún persisten a nivel estatal. David Sacks, director de inteligencia artificial de la Casa Blanca y capitalista de riesgo de Silicon Valley, impulsó en julio de este año que el gobierno de Estados Unidos publicara un plan de acción integral, pidiendo aumentar la producción de energía nacional para abastecer a los centros de datos de alto consumo energético.
La ausencia de Musk: una señal de descongelamiento de relaciones. El CEO de Tesla, Elon Musk, y el CEO de Nvidia, Jensen Huang, no asistieron al evento. Musk publicó en la plataforma X que fue invitado, pero "lamentablemente no pudo asistir", y enviará un representante. El hecho de que Musk haya sido invitado podría ser un indicio de la mejora en su relación con Trump. Musk había sido responsable de la "Oficina de Eficiencia del Gobierno" y se separó de Trump a principios de este año debido a diferencias sobre el proyecto de ley de impuestos y gastos "grande y hermoso". Trump comentó esta semana en el podcast de su partidario Scott Jennings que Musk "es un buen tipo", y "siempre lo he admirado... y todavía lo hago".
Cambios en la relación entre tecnología y política: esta reunión destacó la compleja y cambiante relación entre Trump y Silicon Valley, así como con toda la industria tecnológica. En el pasado, la relación entre la industria tecnológica y Trump fue tensa debido a frecuentes conflictos sobre la moderación de contenido y la revisión antimonopolio. Sin embargo, desde que Trump ganó las elecciones de 2024, esta situación ha mejorado. Los ejecutivos de la industria tecnológica ahora buscan establecer relaciones más estrechas con el gobierno republicano, alineando las políticas empresariales con los esfuerzos de la Casa Blanca, al mismo tiempo que buscan el apoyo de Trump en el ámbito de la IA y otras tecnologías emergentes. Aun así, la industria tecnológica no ha escapado completamente de la sombra de la judicialización y la regulación: Apple está siendo acusada de mantener ilegalmente su posición de monopolio en el mercado de teléfonos inteligentes, Google enfrenta múltiples demandas antimonopolio, y Meta está a la espera de un fallo en su caso antimonopolio.
Después de la cena en el jardín de rosas, los gigantes tecnológicos se llevaron las promesas del presidente. Trump obtuvo los números de inversión que deseaba: 600 mil millones de dólares de Zuckerberg y Cook, 250 mil millones de dólares de Pichai, y 80 mil millones de dólares anuales de Nadella. Mientras tanto, los fabricantes de chips se llevaron la esperanza de exenciones arancelarias. Las luces del salón de banquetes de la Casa Blanca se apagaron, pero la demanda de energía para la revolución de la inteligencia artificial apenas se encendió. Los gigantes tecnológicos ya han apostado: quien pueda proporcionar suficiente energía para la revolución de la IA, podrá definir el mapa tecnológico de la próxima década.